miércoles, 13 de abril de 2011

YO FUI UN NIÑO DE LA VÍA GENERAL (16). Por Nicolás Chaparro González

Las escuelas para menores, estaban situadas, en estación de Gadea, Estación de Manantiales, Cortecilla, Pasada de Las Cañas, Robladito, Túnel El Manzano, Estación de Berrocal, La Picota, Estación de Los Frailes y Estación de Jaramar.
Nací en la Estación de Manantiales. Mis padres se desplazaron desde su residencia habitual en el grupo de tres viviendas para operarios de Vías y Obras, llamadas Pataleta en el kilómetro 40, para poder tener asistencia de comadrona mi madre en el parto. Esto fue a casa de mis abuelos maternos, con residencia en la Estación de Manantiales ya que, los servicios de matrona, solo alcanzaba desde Ríotinto Estación a la Estación de Manantiales, el resto, tenían que acudir a las poblaciones más próximas desde sus residencias habituales para operarios del ferrocarril, como La Palma del Condado, Villarrasa, Niebla o Sanjuán del Puerto.

Estas situaciones suponían unos desplazamientos por caminos bastante defectuosos entre 3 y 6 kilómetros, según los enclavamientos de las viviendas, imposible de soportar por una mujer con síntomas de parto y menos el transporte con caballería, único medio disponible en la época. En la mayoría de los casos, las señoras embarazadas, se instalaban en los pueblos en casa de familiares o amistades, con la suficiente antelación a la proximidad de los síntomas del parto, para salvar así, situaciones no aconsejables.

Estas situaciones se podían dar en las viviendas para operarios situadas en El Cascajal k44, en Pipero km. 43, en Pataleta km. 40, en Gadea km.38 en La Guilosa km.37, en La Torre km.36, en Juan Muñoz km 35, en Lavadera km. 34, en la Estación Vieja antigua estación de Niebla km. 29, en el Campo del Moro km. 25, en el Apartadero de Candón km. 19.700, en apartadero La Alqueria km. 9.648, en La Rieta km. 6.500.
Otra situación no menos graves, es que los esposos de estas señoras, los días laborables de lunes a sábados inclusive ya que, sus labores consistían en la conservación del ferrocarril, podían encontrarse a 1 ó 8 kilómetros de sus residencias. En el caso de producirse una eventualidad, se encontraban aislados e incomunicados de sus familias totalmente, estas situaciones se convertían en verdaderos dramas humanos para toda la familia.

Había pequeños grupos de viviendas a lo largo de la línea del ferrocarril de dos, tres y más viviendas, pero también existían muchas viviendas solas totalmente aisladas del resto, como la del Puente de Niebla, La Lavadera, Juan Muñoz, La Torre, El Cascajal, puente de Manantiales, Túnel Salomón y puente de Cachán. Las primeras podían ser atendidas y auxiliadas de alguna forma por los vecinos en cualquier situación, pero las segundas, en caso de algún problema la situación se convertía en muy grave según en qué casos.

Después de todo, en las estaciones, tampoco estaba segura la asistencia de la Comadrona ya que, Doña Mercedes, como se llamaba la Matrona y con residencia en la Aldea de La Naya, tenía también a su cargo, las siguientes Aldeas, La Naya, El Monte Sorromero, Las Delgadas, la estación de Riotinto Estación y la Vía General hasta la estación de Manantiales. En un porcentaje bastante alto, la situación se convertía en un verdadero drama. Ya que, si se encontraba asistiendo algún caso en Las Delgadas o Monte Sorromero, la comunicación con la misma no se podía conseguir hasta su regreso a su domicilio.
En el 80% aproximadamente de los casos de las parturientas, fueron atendidas por familiares y vecinas, con el consiguiente riesgo, sin presencia y actuaciones de profesionales algunos.

El segundo problema consistía, en como comunicarse con la Comadrona ya que, solo funcionaba la comunicación de la estación de procedencia a la de Berrocal y de esta directamente a la de Riotinto Estación, la cual se encargaba de toda la organización, contactando con el Apeadero de La Naya o Cuartel de la guardia civil y ver la disponibilidad de esta señora, una vez confirmada la disponibilidad, se solicitaba al Departamento de Cochera Mina, una locomotora para con un coche de viajero , efectuar el servicio correspondiente.



La Comadrona, no tenia sueldo fijo, por lo que no estaba obligada a servicio permanente ya que, cobraba por servicios prestados y por lo tanto, no solo podía estar atendiendo en otros puntos ya señalizados, si no que, podía estar ausente de su domicilio por problemas familiares o personales, provocando el consiguiente problema para la situación solicitada.

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