domingo, 1 de enero de 2012

BUENOS DESEOS

Si el 2011 lo terminábamos descansando en el “Rincón de Carocalo”, el 2012 lo comenzaremos en El Ático con un texto que para mí está cargado de verdades y buenos deseos.

Pero antes de continuar, he de contaros el episodio que vivimos ayer con las campanadas. Sí, he de contároslo, porque la historia se las trae; imaginaros la escena:
En casa de mis suegros, con ellos, mi cuñado y su novia, nosotros dos y el niño. La típica mesa de cena de Nochevieja, ya con las uvas por delante. He de confensar que perdí mi “particular batalla” de ver las campanadas en la 1 y por no sé qué extraña razón unida a la curiosidad de no sé quién, resulta que la tele estaba en TELE 5 ( olé tus c….). Miro a la pedazo de televisión que tiene Antonio, mi suegro, y veo como va bajando “la bolita” para dar comienzo los cuartos... “¡Coño, que esto empieza, callaros…ssssssshh. Joé, Antonio, dale voz que están ya los cuartos…!”
Y es en ese preciso instante, cuando mi suegro se equivoca de botón, al parecer porque con las prisas coge el mando al revés y en vez de darle más volumen no sé a qué carajo le da y la tele se queda en negro justo antes de empezar la segunda campanada… Rápidamente, sigo yo haciendo el ruido de campana como iba pudiendo, mientras que todos nos casi nos atragantábamos entre las risas y las uvas…Todos a excepción de mi suegra, que seguía con la boca abierta y la uva en la mano mirando la tele, hasta que, por fin, mi suegro atina a poner no se qué cadena y ya iban por la octava campanada… Pero bueno, nos comimos las uvas, que era lo “importante”, además lo hicimos “jartitos” de reir (que dicho sea de paso, buena falta nos hacía). Eso sí, no contento con su “hazaña”, va mi suegro y me dice:”Ahora vas y lo pones en Internet”; a lo que le conteste: “Por supuesto que lo voy a poner, además le pediré a la gente que te lo recuerde por la calle”.
Así que ya sabéis; aquellos/as de Riotinto que estais leyendo esto, cuando os crucéis con él no dudéis en preguntarle lo que le paso a la hora de las uvas…eso sí, no le digáis “Marisa Medina” que al final se le va a quedar…jajajajajaja.


Y vamos ya con lo que os comentaba al principio. Encontré este texto de una forma peculiar, como suele pasar en esto de internet, que buscas una cosa y acabas leyendo todo lo contrario…
Resulta que leyendo “cosillas” de Baloncesto ( sí, ese deporte que yo practicaba, aunque os parezca mentira) me encuentro con un artículo de Ernesto Fernández Samaniego.
Os invito a conocer su blog, llamado EL DOLOR DE LA LUCIDEZ. Seguro que os gustará… ¡Hombre, a mi me ganó el que su foto de perfil sea una de Mazinguer Z!; y es que, como recordareis, cuando empecé con este jaleo de internet, mi avatar era ( y es, aunque ahora no lo use mucho) una foto de Mazinguer Z, jejeje…


Bromas aparte ( aunque es cierto), este es el articulo o “post”, que por cierto también ha sido editado en otros sitios de internet. Aquí os lo dejo, veréis al leerlo que es toda una gran propuesta para comenzar este año y quizás fuese recomendable el lograr mantenerla y, por supuesto, llevarla a cabo… Os la pongo íntegramente, pero antes comentaros que Ernesto Fernández la publicó en su blog el pasado 12 de Diciembre, antes de las navidades.

“El mágico álbum de deseos”
El álbum completo de nuestra vida vuelve a casa, y en Navidad los espejos nos acompañan a su antojo, mostrándonos todo y nada, llevándonos en volandas hacia otro año, con nuestra conciencia borrando las huellas de casi todo, con una luz especial que alegra a unos, deja indiferentes a otros y amarga al resto. Estrellas, belenes, adornos, recuerdos, momentos…sólo momentos, pero mientras queden los deseos, seguimos vivos, ilusionados, esperanzados de vida en el suave reflejo de otra Navidad. Una más.

Pero sería deseable que las felicitaciones se restringiesen a aquellos que nos importan de verdad, con el cariño que merecen y el espacio adecuado en la pantalla de tu móvil, ordenador o postal. Y sería un milagro que nadie temblase si no es por frío, que cerrar los ojos fuera un gesto que apareciese más veces que las correspondientes a cada noche, como los ancianos, una pausa que da serenidad. Sería estupendo que ordenar pensamientos fuese una obligación moral diaria, que dar la mano fuese siempre un gesto protector y humano; que los besos no se vendan, que alguna vez sigamos contando un cuento a un niño, que las lágrimas a veces sirvan para ver a tus amigos, siempre que sigan ahí cuando rías a carcajadas. Que las súplicas se reserven para ocasiones especiales, que colgar el teléfono con enfado sea una leyenda que nadie ha visto ni vivido jamás, y que parecerte a alguien sea un placer y no una odiosa comparación.


Sería deseable que la envidia no marque las decisiones de nadie, que los compañeros de trabajo lo sean de verdad, sin prejuicios y con flexibilidad y sonrisa real, nunca fingida.Sería deseable que los solteros decidan sin prisa, sin presiones, sin sentir el peso de la soledad, buscada o no, sino el alivio de la libertad o la paz más celestial. Que los casados felices agradezcan a la vida su suerte, su infinita suerte, y los infelices aguanten sin reproches pero sin apagarse ni morirse en vida, buscando recursos y amigos, ocio y pasión donde puedan o, por el contrario, cambien su vida, sin por ello modificar radicalmente su forma de ser o de pensar. Y que los divorciados o separados entiendan que los hijos son los mismos que tenían, para los cuales la naturalidad y la normalidad es la mejor receta, sin amores fingidos o dirigidos, sin compensar nada con ellos ni litigar más allá de lo inevitable.




Que alguien cuidase a los cuidadores de enfermos, que no hiciesen falta turnos en los hospitales en estas fechas, y que alguna vez “tenemos que hablar” sea precursor de buenísimas noticias.

Sería deseable que las recetas milagro no campasen a sus anchas mientras el resto de los estilos de vida no acompañen en la misma proporción, que aceptarse fuese mejor que inventarse remedios. Sería deseable que entendiésemos que la fuerza de la voluntad es lo más poderoso que tenemos, y que tiene el don de la ubicuidad, que para dormir bien hay que que cenar pronto, tener la conciencia tranquila y el cuerpo mimado.
Sería vital que supiésemos que un masaje es una inversión necesaria y un baño caliente una obligación semanal. Que a veces hay que inventar mapas del tesoro para ilusionarnos con lo que queremos conseguir, y que el tiempo lo manejásemos sin desidia y con el corazón. Sería deseable que reservásemos trasteros cerebrales de cosas inservibles, siempre que los ordenemos de vez en cuando rescatando lo que creíamos perdido; que la marea se llevase sólo lo que disfrutamos viendo cómo se aleja, que valorásemos que mirar a los ojos a tu pareja más de treinta segundos vale la pena en momentos de paz, que lográsemos entender que los ángeles están más cerca de lo que creemos, que juzgásemos a las personas por su comportamiento, no por lo que nos han contado de ellos.

Sería deseable que llevásemos al altar a quienes lo merecen, en todos los sentidos, y que dar las gracias fuese una labor incansable y reconfortante; y que prometamos sólo lo que sentimos, que la victoria fuese una apuesta gratuita, y que la propiedad no fuese aplicable a las personas; que dar la cara fuese la norma, que ser uno mismo no estuviese prohibido, que ser joven y viejo fuese la mejor paradoja del mundo; que nunca doliese alejarse, que las pilas durasen siempre, que necesitar a alguien fuese un dulce placer sin repuesto, y no un estéril sufrimiento y que nunca necesitásemos lo alto de una gran montaña o la inmensidad del mar delante de nosotros para reflexionar unos segundos eternos y respirar más hondo. Que la indiferencia no fuese nunca útil, y que aprender supiese a helado de fresa toda la vida.


Sería deseable que esta Navidad ser agradable, amable, cercano, y atento fuese la norma social y no la excepción.
Sería deseable que más de la mitad de este texto fuese factible, un sueño posible, un afán asequible. Y lo es. Lo sé.

MÁS:
Veamos algunos datos de Ernesto.
Ernesto Fernández Samaniego (Valladolid; 19 de junio de 1968), jugador profesional retirado de baloncesto, que jugaba de base, midiendo una altura de 1,86 m.
Destacaba por una potentísima entrada a canasta y un físico privilegiado, aunque no prodigaba en exceso el tiro exterior.
Tras su paso en categorías inferiores por las diferentes Selecciones Regionales (de Valladolid y de Castilla y León) y una temporada en Segunda División (aún en edad juvenil) ingresa en las categorías inferiores del Forum Filatélico, de donde da el salto a la ACB, formando parte de los siguientes equipos:
• 1986/87 – Liga ACB: Magia de Huesca.
• 1987/88 – Liga ACB: Magia de Huesca.
• 1988/89 – Primera B: Cajabadajoz.
• 1989/90 – Primera B: Juver de Murcia. Ascenso a la ACB.
• 1990/91 – Liga ACB: Puleva Baloncesto Granada.
• 1991/92 – Liga ACB: Granada.
• 1992/93 – Badajoz Baloncesto.
Se retira de la práctica activa en 1994.
En Junio del 2009 publica su primera novela: "La Grieta del Alma"

Breve entrevista a Ernesto:
http://aprendiendosiempre.blogspot.com/2008/10/entrevista-ernesto-fernandez.html

Pequeña Sipnosis de “LA GRIETA DEL ALMA”:

Ninguna vida es igual a otra. Pablo parece encontrarse en el mejor momento de la suya; tiene una profesión que le gusta, una cómoda situación económica, una mujer que le quiere y dos hijos a los que adora. Pero hay algo a lo que Pablo no consigue resignarse, la rutina, lo cotidiano, son conceptos que no cuadran con su forma de ser. Su insaciable curiosidad por conocer a las personas, por penetrar en sus mentes, incluso en sus almas, le lleva a rozar el límite en sus relaciones con las mujeres. Lo hace de forma instintiva, sin premeditación, jugando a veces en una delicada frontera que finalmente se rompe, y le despierta de su letargo. A partir de aquí, su cómoda burbuja familiar se convierte en un aire irrespirable, su alma sufre, por él, pero, sobre todo, porque las decisiones que debe tomar, harán daño a aquellos a los que más quiere. Las dudas, el amor, el rencor, el odio, la esperanza, la comprensión, serán sentimientos que no le abandonen mientras intenta, simplemente, amar, ser feliz, sentirse él mismo...

FUENTES:
http://ernestosport.blogspot.com/?expref=next-blog



Wikipedia
Vision Libros.com

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