sábado, 14 de junio de 2014

El pasado minero de Cueva de la Mora y su futuro

ARTICULO DE Félix Carnero Ortiz (Revista Zancolí de Almonaster, Marzo 2014
 
 

Las minas de Cueva de la Mora, como otras muchas de la provincia de Huelva, atrajeron a tartesios, romanos, portugueses, ingleses y franceses, así como a empresas nacionales que buscaron los ricos minerales del subsuelo, hasta que en los años 70 del pasado siglo, la actividad minera queda interrumpida.
En los próximos años, el nuevo yacimiento “La Magdalena” descubierto por MATSA en las proximidades de la antigua mina Angelita, todavía en investigación, va a suponer el resurgimiento minero de “La Mora”.
 
La antigüedad de sus minas (a finales del II milenio a.C.), en las edades del Bronce Final y del Hierro, queda demostrada por las herramientas de piedra que se encontraron al comen-zar las labores modernas. Sin embargo, son los escoriales de las fundiciones romanas que todavía se encuentran en el barranco de la Juliana, los que nos revelan las intensas labores mineras que aconte-cieron hace 2000 años (siglos I-III d.C.), para la obtención de cobre y plata.

Foto 1: Escoriales romanos junto al barranco de la Juliana en la actualidad

El ingeniero francés Ernesto Deligny denuncia las primeras concesiones en 1853, pero no se hicieron muchas labores y la empresa que promueve, la Compagnie des Mines de Cuivre d´Huelva, deja caducar las concesiones a partir de 1866. La explotación de las minas se reactivó definitivamente con la llegada, en 1875, de la Companhia Portugueza das Minas de Huelva.
 En el informe escrito para la Exposición Minera de 1883 en Madrid por el ingeniero residente en la mina, Antonio González y García de Meneses (más tarde director en las minas de Sotiel-Coronada y Castillo de las Guardas), se describen aquellos primeros años.
 
Para iniciar los trabajos fue necesario construir alojamientos para los operarios, ya que “la mina estaba completamente en despoblado y yaciendo en las vaguadas de el Olivarga y Juliana rodeada de cerros escarpados, sin camino y sin condiciones de ninguna clase para la habitación.”
Se construyen cuatro grupos de población: el Pueblo Nuevo (actual Cueva de la Mora), el barrio de la Mora junto a la corta (luego llamado San Fernando), el barrio de Monte Romero y el de los Cerreños (al oeste).
 
En total, existen 178 edificios para alojar 2500 “almas”, escuelas, hospital, casino, botica, fuentes y hornos. En 1882, Cueva de la Mora tiene 22 edificios, dos almacenes, escuelas para niños y niñas, casinos, 114 cuartos o habitaciones, tres fuentes y dos hornos de pan, estando la Casa Dirección en construcción.


Foto 2: Cueva de la Mora (Notice de la Huelva Central Copper, 1900)
 
En los otros barrios, hoy desaparecidos, existían también un gran número de construcciones.
 En San Fernando: 135 habitaciones, dos edificios con siete y tres habitaciones, una cuartelada con diez habitaciones para los segundos capataces, dos casas con seis compartimentos para el capataz mayor y el maestro maquinista.
 En Monte Romero: un edificio con diez habitaciones, 18 cuarteles, una casa para el jefe de la mina, la casa de los empleados y las de la oficina, caja, botica y laboratorio.
En el barrio de los Cerreños: 110 cuarteles, que alojaban cada uno “comodamente” a cuatro operarios.
 
Se forma una “colonia minera modelo”, con buenos alojamientos, almacenes de víveres y ropas, asistencia medica y suministro gratuito de fármacos, enseñanza y educación de niños y adultos, casino para el “recreo lícito y ordenado”.
Según Meneses, en los siete primeros años, no acontece ningún “hecho criminal”, y se produce una llegada “masiva” de familias pidiendo trabajo y alojamiento.
 
La explotación se efectúa a cielo abierto, en una corta de 250 metros de longitud y 50 de ancho, en cuatro bancos, conectados al pozo maestro por donde se sube el mineral. El arranque se hace con pólvora, dinamita y a pico y cuña en las “partes más dóciles”. La carga se hace “levantando a brazo el mineral por llenadores de rodo y albarca y se carga en vagones por zagales que lo conducen en las albarcas sobre las cabezas”.
Foto 3: la Corta (Notice de la Huelva Central Copper, 1900)

Uno de los principales problemas de la mina es el transporte de los minerales y suministros, por la ausencia de caminos y ferrocarriles. Se emplean 450 caballerías hasta las estaciones de Valverde y Zalamea, del ferrocarril del Buitrón. Especialmente complicado resulta traer desde Huelva, grandes materiales para la mina: un puente de hierro construído en Inglaterra, máquinas de vapor y bombas. Se avanza entre 400 y 1000 metros al día, como “si se tratase de atravesar el continente africano”.
 
Para el beneficio del mineral se emplean las controvertidas teleras, que obligaron a la compañía a llegar a acuerdos con los propietarios de los terrenos. En los campos de cementación, junto a la ribera del Olivargas, se acumularon un millón de toneladas.
Foto 4: Teleras y cementación junto a la ribera del Olivargas (Notice, 1900)
 
Ya en 1882, la exploración de los yacimientos era necesaria, por lo que se cuenta con un servicio de “pesquizas y planos”. Se dispone de tres son-das de golpe Lippman, que alcanzan los 160 metros y 29 operarios que se encargan de la ejecución de pozos y galerías de reconocimiento “de los terrenos que la sonda avisa, merecen más minuciosa investigación”.
 
La plantilla alcanza las 913 personas: 307 en los trabajos de instalación (176 en el desmonte de la corta, 60 en construc-ción, 12 en vías y 29 en exploración), 477 en los trabajos de producción (56 para el arranque, 76 en la carga y transporte y 345 obreros en la cementación) y 129 en servicios generales (89 en talleres, 8 en vías, 7 en almacenes, 10 en cuadras y transportes, 3 en contabilidad, un médico, un “Director ingeniero” y un ingeniero auxiliar del Director, para sus ausencias). Además de Antonio González y García de Meneses, destaca la presencia de Tomás Gallart González, encargado de la maquinaria de 1875 a 1883, y que después trabajaría en las minas Sotiel, Tinto-Santa Rosa y Peña de Hierro, y la de Emilio Bézard, ingeniero jefe, que había trabajado con Deligny.

Foto 5: En la contramina, 1915 (Col. I. Naylor)
 
Los planes de la compañía en 1883, una vez estabilizada la producción, pasan por la “ampliación y progreso del periodo de instalación”. Se busca aumentar la producción con nuevas obras y reformas, entre las que se encuentran: nuevos bancos en la Corta, construcciones de “aparatos de fabricación” en la cementación, viviendas, sustitución de la tracción animal por máquinas de vapor, construcción de ferrocarril hasta Valdelamusa, para unir la mina con la línea Zafra-Huelva y alumbrado eléctrico, para trabajar por la noche.
 
Hasta 1888, la producción de mineral acumulada llega a las 800.000 toneladas, con producciones anuales de 40.000 a 70.000 en los años 77-81, 125.000 en los años 82-85 y 60.000 a 90.000 entre los años 86-88. Se paralizaron los trabajos en 1890, a consecuencia de unos fuertes derrumbamientos en la corta y a la falta de recursos para hacerlos frente; aparentemente se habían repartido unos dividendos de hasta el 40% y no se habían constituido reservas. En 1894, se anuncia en la prensa: “Mina de cobre en arriendo ó en venta”; después de veinte años, la etapa portuguesa llega a su fin.
 

En 1896 la mina es adquirida por la franco-británica Central Copper Mines of Spain Limited, que cambia de nom-bre en 1899 al iniciarse la explotación, por el de The Huelva Central Copper Mining Cº Ld (Compagnie Centrale des Mines de Cuivre de Huelva). Primero se explota la zona de la corta, tanto a cielo abierto como por interior, mientras se prepara Monte Romero, según informa el boletín (Notice) de 1900.
Foto 6: Monte Romero, 1900 (Notice de la Huelva Central Copper)

Se ultiman los estudios y trabajos del ferrocarril de vía estrecha de 630 mm de ancho, entre la Corta y Valdelamusa, inaugurándose la línea de siete kilómetros, el domingo 19 de mayo de 1901, como reflejan las cronicas de los periódicos de Huelva y Sevilla. Entre los asistentes, José Tejero, representante de la compañía, el director de la mina Gabriel Dupuy, el miembro del consejo de administración P. Chalchat, el ingeniero autor del proyecto Paul Bellard, el médico Luis Vázquez, el director de las obras Álvaro Gámez, el capataz José Granado y el profesor de música Rafael Martín. El párroco del Cerro, Pedro Pérez Moreno bendijo las locomotoras “Portugueza”, “Huelva“ y “Mora”, compradas por los portugueses en 1883 y 1884, en Inglaterra. En 1902 se compra la locomotora Rosalía y, posteriormente, las locomotoras Olivargas y Victoria, para el transporte hasta Valdelamusa.
En 1903 la compañía quiebra, aparentemente por la caída del precio de las acciones como consecuencia de la mala gestión, y se crea The Huelva Copper and Sulphur Mines Limited. Esta compañía con sede en Londres, pero dirigida desde París, da un fuerte impulso a la explotación de las minas. En los primeros tiempos, se trabaja fundamentalmente en Monte Romero, pero en 1909 ya empiezan a producir Angelita, San Alberto y se estudia el reinicio de la Corta.

Un grave accidente ocurre el 26 de abril de 1909, a causa de la caida de un gran liso de 11 metros de largo por 7 de ancho en el piso 63 de Monte Romero, falleciendo 6 mineros (Revista Minera, nº 2208). Un terremoto acontecido el día 23, pudo haber contribuido al fatal desprendimiento.
Foto 7: Pozo Enrique junto a la Corta, 1915 (Col. Isabel Naylor)

En 1909 la producción alcanza las 25.000 toneladas de cobrizo del 5% para exportación y 45.000 de baja ley para cementación, pero en septiembre se para-lizan las labores, debido a la mala situación del precio del cobre y a la realización de un plan técnico y financiero; mientras se investiga Angelita y la Corta. Se produce un cambio en la dirección y llega un nuevo director, Henry F. Collins, con la tarea de montar una fundición. Recién llegado, se encuentra con incidentes que recoge el ABC del 12 de septiembre de 1909:
“Mineros en huelga. Los obreros de la mina Cueva Mora se negaron hoy a entrar en el trabajo porque se les había rebajado el jornal, y se dirigieron a casa del director de la mina, señor Collin, en forma poco tranquilizadora. El director se negó a recibirlos y entonces los obreros apedrearon la casa. Al enterarse de esta agresión el Sr. Collin se asomó a uno de los balcones de su vivienda y recibió una pedrada que le hirió. La Guardia civil restableció el orden”.

También el ABC del 14 de enero de 1911 recoge otro grave accidente por la rotura del dique con 250.000 metros cúbicos de agua, situado a sólo 300 metros del poblado y que se había construido el verano anterior. Fallecieron 11 personas, tres de ellos niños, arrastrados por la corriente al amanecer.

En 1914 la fundición empieza a trabajar, siendo la segunda existente en Huelva, junto con la de Riotinto. Procedía de una que se había montado inicial-mente en Los Silillos, cerca de Valverde. En 1915 ya se producen 1500 toneladas de cobre y trabajan 200 obreros con jornales de 2,5 pesetas para los cargadores de matas y de 4,5 para los maestros de fundición (en la mina, el jornal de los barreneros es de 4,5 pesetas).

Foto 8: La fundición junto a la ribera del Olivargas, 1915 (Col. Isabel Naylor)
 
Algunos de los jefes extranjeros son: Leopoldo Prizbhuer, Manuel Doch y Leoncio Pettijean. Entre los directores de la mina están: Enrique Collins, León Delafosse (desde 1918) y José Charcornac (desde 1932). Destaca también el ingeniero eléctrico-mecánico Thomas Naylor, de 1914 a 1918 (su hija Isabel conservó una bella colección de fotos de la época) y el galés Guillermo Thomas, de 1912 a 1921, jefe administrativo, cuya historia ya se contó en las páginas de esta revista en 2010.
 
El informe de la Estadística Minera de España de 1919, del Ministerio de Fomento, explica porme-norizadamente los trabajos:
La cooperativa está gestionada por la propia empresa: el pan se vende a 0,45 pesetas el kilo y la carne a 1,18. Los socios reciben un complemento al jornal de 0,5 pesetas los casados y de 0,25 los solteros, las mujeres y niños. La Caja de Socorros tiene 650 socios que pagan entre 0,75 a 1,5 pesetas al mes, recibiendo esa misma cantidad al día en caso de enfermedad y sufragando los gastos de entierro. El arrendamiento de las casas de los obreros cuesta una peseta al mes.
 
La Corta sólo produce 1200 toneladas, y se encuentran parados los pozos Enrique y San Alberto; se desmonta en este último la máquina de extracción y se instala en el nuevo pozo maestro de Aguas Teñidas. Los trabajos están casi parados por el alto precio del carbón que eleva los costes y por la baja ley del mineral. La central eléctrica que se encuentra situada cerca del pozo San Alberto, suministra electricidad a 550 voltios a los pozos Sta. Bárbara y Guijarro, y a las otras minas: Monte Romero, Angelita y Aguas Teñidas.
Foto 9: Trabajos en La Corta, hacia 1915 (Col. Isabel Naylor)

En 1919 trabajan 200 obreros en Monte Romero en tres relevos de ocho horas. Cerca del pozo, se hace un estrío con cribas inclinadas que separan el menudo del grueso, que se escoge a mano. El mineral cobrizo rico se envía a la fundición, mientras que el esquisto y complejo va a cementación.
 
En 1925 el facultativo de minas Manuel Motero Valle describe en un detallado informe, los trabajos que por entonces se realizan. De los cuatro departamentos, la Corta, Esperanza, Monte Romero y Angelita, los dos últimos están ya parados, estando la Corta en proceso de paralización. Se encuentra explotada a cielo abierto hasta la profundidad de 60 metros y por interior mediante un socavón y tres pozos: al este, el Pozo San Alberto y al oeste el Pozo Sta. Bárbara, ambos de 75 metros.
 
 El nuevo pozo Enrique (por el director Enrique Collins), situado al norte de la Corta, tiene 180 metros de profundidad. Entre los pisos 96 y 120, la potencia del filón es grande, 60 metros, pero las piritas tienen leyes bajas del 1,03% de cobre y 39% de azufre, por lo que los trabajos se encuentran prácticamente parados. En Esperanza (al este de Monte Romero) se explotan minerales “plomizos” (14% de plomo y 28 % de zinc): 200.000 toneladas entre 1923 y 1928. En Monte Romero se explotan minerales cobrizos del 5% Cu que se extraen al exterior por un pozo maestro de 160 metros: 600.000 toneladas entre 1905 y 1922.
Foto 10: Jefes y obreros en el taller, hacia 1915 (Col. Isabel Naylor)

La mina Angelita, el yacimiento situado más al este de Cueva de la Mora, se explota entre 1906 y 1915. Se trataba de un solo filón de 9 metros y leyes del 6% de cobre. Una vez terminado, se abrió más al este el pozo Victoria de 100 m, pero las investigaciones no dieron resultado y se paralizaron en 1922.
 
Por entonces, el poblado tiene Casa Dirección, 23 casas para empleados, 220 cuarteles para obreros, almacén, cooperativa, matadero, fonda, oficinas, hos-pital, cementerio, cuartel, capilla, escuelas, plaza de abastos y casino. Cuenta también con iluminación eléctrica en las calles con nombres de personajes célebres.
 Por su parte, en San Fernando hay 135 habitaciones, 55 en Monte Romero y 40 en Angelita, el Cerro, la Corta y el Toril. Por otro lado, ante la escasez de mineral en sus minas, desde 1916 y hasta 1933, la Huelva Copper arrienda las concesiones de Aguas Teñidas a la Sociedad Francesa de Piritas, para seguir produciendo para la fundición. Además se reciben minerales de minas como Sotiel, La Sultana, etc.
Foto 11: Cueva de la Mora, hacia 1915 (Col. Isabel Naylor)

En septiembre de 1931, la revista Nuevo Mundo (número 1956), se refiere a Cueva de la Mora como “la única mina que resiste el torbellino de crisis social y económica que azota estos pueblos de la zona minera, años atrás tan prós-peros y felices, y hoy pobre y sin sangre….”
 
Informa también que hay más de setecientos obreros y entrevistan a Martín Martínez, presidente de la UGT en la localidad. Sin duda esos “años prósperos y felices” en Cueva de la Mora fueron los años 20, cuando la población es mayor: 1154 en Cueva de la Mora, 302 en San Fernando, 265 en Monte Romero y 30 en Angelita, que suman un total de 1751 habitantes.
 
 Además, dependiendo de la mina, hay otros núcleos de población: Aguas Teñidas con 103, la Juliana con 144 y Dehesa con 487 habitantes. La población en Cueva de la Mora (“Minería y poblamiento en la Sierra de Huelva”, J. M. Núñez Lasso) es un reflejo de la actividad minera: 300 en 1900, 1150 en 1920, 400 en 1940, 350 en 1960, 450 en 1970, 125 en 1980 y 120 en 1990.
Foto 12: Celebración de una boda, hacia 1915 (Col. Isabel Naylor)

Efectivamente en 1932, según la Estadística Minera de España, la actividad de la mina era normal. La fundición trata diariamente 170 toneladas de mineral de Aguas Teñidas, produciendo nueve toneladas de cobre (180 toneladas al mes), con 240 obreros trabajando a tres relevos y con un día de descanso a la semana.
 En Aguas Teñidas, trabajan 180 operarios en el interior y 40 en el exterior, seis días a la semana en dos relevos, produciendo 5000 toneladas al mes del 3,4% de cobre.
Sin embargo, poco después, la crisis llega también a Cueva de la Mora, poniendo punto y final a 35 años de explotación franco-británica.
 
 El ABC del 25 de marzo de 1933 se hace eco de la paralización de los trabajos de la fundición y de las labores en Aguas Teñidas: “Grupos de mujeres intentan impedir la marcha del director de unas minas. En la mina, Cueva de la Mora, donde está anunciada la suspensión de trabajos, intentó salir el director acompañado de su esposa, enferma. Se opusieron en actitud hostil unos grupos de mujeres, siendo secundadas por los conductores del tren minero. Se han concentrado fuerzas de la Guardia civil como medida preventiva.”
 
El Sindicato Minero de Huelva reanuda los trabajos, pero en julio de 1934, debido al agotamiento del mineral en Aguas Teñidas, para definitivamente la mina y la fundición, con el consiguiente drama social, al quedar sin empleo casi 700 obreros con sus familias.
 Con la mina parada, un grupo de comerciantes de Huelva, forman en 1938 la Sociedad Minera Cueva de la Mora, para comprar la mina, comenzando el desmantelamiento de las instalaciones, mientras se benefician los canaleos y se vende la pirita lavada.
 
 Poco después adquieren también las minas de Castillo de Buitrón y Tinto Santa Rosa (de la United Alkali). En 1952 arriendan la mina a COPISA, Cobre y Piritas Cueva de la Mora S.A, filial de la recién constituida Compañía Española de Minas de Río Tinto. Como facultativo está Juan José Tomico Miguel y como ingeniero Guerrero de la Rocha. Se benefician el cobre de las cementaciones y explotan algunos minerales.
 Las producciones son de 3448 toneladas en 1957, 12.503 en 1958 y 14.045 en 1959, alcanzando las 29.047 toneladas en 1960, utilizando el pozo Sta. Bárbara.

Foto 13: Posando en la fuente de la plaza, hacia 1915 (Col. Isabel Naylor)
Por otro lado, en 1951 Américo Santos Montes adquiere en Monte Romero varias concesiones, inicialmente para minerales de manganeso, realizando labores de limpieza de socavones, desagüe y extracción de muestras, todo lo cual le permitió su venta a AZSA, que cubica unas reservas de 600.000 toneladas con leyes de 0,5% de cobre, 2,5% de plomo y 5,0% de zinc, en tres filones. En 1967 se monta una planta piloto y al año siguiente, se construye un lavadero de 400 toneladas al día, para obtener por flotación global, un concentrado polimetálico de cobre, plomo y zinc que se transporta por camiones hasta la fundición de la compañía en Asturias.
Cinco años después, en 1972, AZSA abandona el proyecto; al mismo tiempo se produce el despido de los 77 obreros de COPISA, por la paralización de los trabajos en la mina Olvido, la concesión donde se encuentra la Corta.

Foto 14: Instalaciones de la planta de flotación de AZSA en Monte Romero, 1970

Ya sin actividad minera, el poblado subsiste con unos 120 vecinos. En la actualidad, el desarrollo del proyecto de MATSA en Aguas Teñidas proporciona empleo a una veintena de ellos.


Foto 15: Cueva de la Mora, 2012 (Calendario de la Comisión de Fiestas)  

En abril de 2013 MATSA inicia una nueva campaña de exploración al este de Cueva de la Mora, cerca del antiguo dique de la mina de San Miguel. Previamente en el verano de 2011, se había realizado una prospección geofísica electromagnética desde un singular helicóptero, buscando yacimientos ocultos. Después de la interpretación de los vuelos y de trabajos geológicos de campo, se decide comprobar una de las anomalías electromagnéticas.
Foto 16: Geofísica desde helicóptero
 
 El 9 de mayo, el sondeo MA-1 empieza a cortar mineral del nuevo yacimiento. Poco después se incorporan nuevas máquinas de sondeos para comprobar las dimensiones de la masa y evaluar los recursos y reservas, al mismo tiempo que se presenta a las administraciones el proyecto de ejecución de una rampa de investigación, que se empezará este verano.
Foto 17: Sondeo MA-1 en mayo 2013
 
Agradecimientos: a Juan Flores Sánchez por compartir recuerdos, información y fotos de La Mora. También a Pedro Ramos González, Emilio Romero, Jesús Copeiro e Isabel Naylor, por preservar nuestra historia minera.

5 comentarios:

  1. Gracias. Yo nací en Cueva de la Mora hace 50 años y es agradable ver y leer a personas que se interesan por mantener viva la memoria de estas pequeñas aldeas que un momento de nuestro de nuestra historia fueron tan importantes para nosotros. Gracias.

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  2. Muchas gracias por contribuir a que algunos conozcamos la historia de los pueblos en que nacimos y que lo vivimos en primera persona. Yo soy hijo de Juan José Tomico Miguel,y vivimos en Cueva de la Mora muchos años.Mi padre desde 1952 a 1972,20 años.

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  3. Enhorabuena por toda esa información. Gracias.

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  4. Mi madre nació en Cueva de la Mora en enero de 1933. A los pocos meses mis abuelos se vinieron a vivir a Huelva. Supongo que serían de las 700 familias afectadas por el cierre de 1934. Enhorabuena por el artículo.

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  5. Mi madre nació en 1942 allí y se vino a Huelva con 3 años, hoy hemos ido con ella después de más de 40 años y está precioso, que pena que desaparezcan estos sitios que forman parte de la historia de Huelva

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