Casi sin tiempo para poder digerir las emociones vividas en la Conmemoración del Centenario del Riotinto Balompié, me enfrento a la dificil tesitura a que me obliga el capítulo de agradecimientos a todos los que siguieron ayer este acontecimiento, y que lo convirtieron en un particular homenaje hacia mi persona, por supuesto de manera inmerecida.
Desde el momento que llegué, ¡que digo!, desde hace unos dias mi estomago se encontraba, como se suele decir, lleno de mariposas, pero el volverme a calzar los "borceguíes" y la camiseta ya comenzó la vorágine de sentimientos, saludar a los compañeros (no los nombro por miedo a dejarme alguno en el tintero, lo que sería a todas luces injusto), el calor de toda mi familia, el poder jugar junto a mi hijo en el mismo equipo.
Pero la gran traca y el vuelco de corazón, el nudo en la garganta, las lágrimas de felicidad, todas las imágenes de dias pasados en mis andanzas futbolísticas... todo ello mas algunas que solo sabe mi corazón se agolparon de momento al final cuando recogí el trofeo conmemorativo del encuentro.
Se me quedan muchas imágenes en la retina, pero sobre todo la del calor de los que participaron en la fiesta, la organización, sean del Excmo. Ayuntamiento, la Directiva del Riotinto, los que se desvivieron por hacer grande y posible que el sueño de Cien Años, sentirme parte de esa efeméride y sobre todo los que son fueron y seran mis amigos y por supuesto compañeros amantes del futbol en ese rinconcito que lleva a gala, ni mas ni menos, que ser CUNA DEL FUTBOL ESPAÑOL, ¿se puede ser algo mas grande en este deporte?
Por todos esos momentos vividos en el dia de ayer y en todos los dias que jugué allí solo puedo deciros ¡GRACIAS, GRACIAS! MIL Y UNA VECES GRACIAS.
FOTOS: RAFAEL CORTES Y FACEBOOK
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