TEXTO: Mario Asencio Figueras (Periodista)
IMAGENES: BLOG JUAN MANUEL REMESAL
El pasado día 2 de Septiembre se Inauguró "Una vida a cielo abierto" en Galería PERI ART Gallery de Lebrija.
Una vida a cielo abierto", es una colección de estilo hiperrealista donde
predominan los tonos pasteles y rojizos, recuerda a las antiguas villas de la
localidad onubense de Riotinto, localidad natal del artista. Esta íntima
relación geográfica que une al autor con su muestra es pieza clave para entender
"Una vida a cielo abierto".
En torno al río rojo se desentraña la tierra
horadada en espiral, el humo que emana de las teleras de pirita calcinada se
mezcla con el vertido por las chimeneas de las fundiciones, que se encuentran
cara a cara, como el pueblo nuevo con el viejo en el valle, mientras el vapor
del ferrocarril silva en las cocheras de trenes y el manantial vuelve a
brotar...
Cada elemento, cada lugar, se convierte en la munición que carga el
pincel de Juan Manuel Remesal para disparar a la lógica del tiempo y
sobreimpresionar en un mismo espacio los ambientes de una identidad que en
sucesivas épocas han sido arados, siendo huellas indelebles en el terreno y en
el corazón de sus ejecutores y descendientes. De generación en generación se
derraman aguas teñidas por el recuerdo que descienden de la memoria al lienzo,
del cuadro a la mirada, de la observación al sentimiento, desoldando del pasado
a temperatura ambiente las significaciones de una vida a cielo abierto.
Y frente
al marco penetran en ese momento en cada ser los actores del trasiego perpetuado
en el tiempo, manifestando sus formas, reverberando la luz que enciende sus
colores, desplegando sus crudos aromas y esencias, amplificando lo inaudible en
silencio, trasladando al paladar el pálpito de una armonizada emoción que
contiene en una única dirección al menos cinco sentidos, que ha recorrido veinte
siglos en un mismo territorio.
La agitada vida
minera se recrea, se reinventa, se comunica, entra en la dimensión del arte.
Sobre las marcas básicas del lápiz se despliegan trazos más voluminosos y cada
elemento adquiere su textura, su peso y su orden en un jerarquizado hormigueo de
pinceladas sueltas, cuyas cabelleras peinan con esmero repetidamente el lienzo,
extendiendo riachuelos ocres, lomas con toda la gama de marrones, abundantes
rastros rojizos salpicados por cadmio oscuro, melancólicos azules de distinta
intensidad, amarillos variopintos, carmines inadvertidos, erráticos verdosos...
Su mezcla va alojando un nuevo aliento en las estampas apegadas a la explotación
de la mina, que han ido diluyéndose en macilentas fotografías, desapereciendo
del entorno real para anidar en reminiscencias personales.
La obra de Juan
Manuel cumple con su apasionado afán de recuperar el esplendor pasado en la
vitalidad de sus paisajes, esgrimiendo el tamiz de una cosecha propia que
desgrana la estética de lo inerte, producto de una destreza que ha crecido en
intenciones desde que resolvió con valentía la encrucijada puesta por el
destino. Siguió con dedicación las enseñanzas de sus maestros e inició la
labranza de un camino propio desde la particularidad de sus circunstancias,
avanzando con nobleza sin permitir que la acidez gremial ni otros avatares
zarandearan una trayectoria humilde y satisfactoria. Lejos de desfallecer se ha
alimentado de cada paso, de cada ánimo y recompensa, y ha sabido mantener la
ilusión de quien contempla con esperanza el largo sendero que tiene por
delante, consciente a la vez del valor de lo ya recorrido.
La pintura ha absorbido su alma y por eso ha
logrado abrazar con óleo escurridizos sueños, revelar una expresión a corazón
abierto, donde la sencillez, el hombre creativo y sentimental toma la palabra
libertad ante la timidez que gobierna al comedido y correcto que suele
antecederle en sus movimientos. Y así con reforzadas atribuciones de artista, el
tesón de golpear cada puerta con fe ha permitido contemplar fuera de su estudio
su mensaje, con el que se han convertido sin buscarlo en embajador de minas de
Riotinto, tras no haber dado nada por sabido ni olvidado, tras construir en sus
límites su riqueza y hacer de la historia patrimonial de su entorno el personaje
principal de su mundo pictórico.
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